Desde hace cuatro décadas, la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) ha sido escenario de reiteradas medidas de fuerza por parte de docentes y no docentes en reclamo de mejoras salariales y presupuestarias. Cada inicio de ciclo lectivo, la incertidumbre se apodera de los estudiantes, especialmente aquellos que vienen de otras provincias con el sueño de formarse en una de las instituciones más prestigiosas del norte argentino.
La historia se repite en 2025, esta vez con un agravante: un gobierno nacional que busca sanear las cuentas del Estado y transparentar el uso de los recursos, enfrentándose a sectores que se resisten a la implementación de auditorías en la educación pública. Desde la asunción del presidente Javier Milei, sectores de izquierda y del kirchnerismo han acusado al Ejecutivo de desfinanciar la educación pública, cuando en realidad las autoridades de la UNT han rechazado sistemáticamente cualquier intento de revisión de sus cuentas.
El panorama actual
La Asociación del Personal No Docente de la UNT (APUNT) y la Asociación de Docentes e Investigadores de la UNT (ADIUNT) han anunciado medidas de fuerza en respuesta al deterioro del poder adquisitivo de sus salarios. “La inflación de los últimos dos meses del año pasado, celebrada por el presidente Javier Milei, es del seis por ciento y todavía no se conocen los números del primer mes del 2025. Los no docentes ya perdimos más de tres puntos en solo 90 días y eso sin contar lo que venía de arrastre”, declaró Ángel Morales, secretario general de APUNT.
Por su parte, Anahí Rodríguez, representante de ADIUNT, sostuvo que “el 90% está por debajo de la línea de pobreza y el presidente anunció que desde marzo no habrá más aumentos de salarios. En estas condiciones no se puede empezar el ciclo lectivo con normalidad”. Sin embargo, estas afirmaciones omiten un dato clave: la UNT no ha aceptado que se realicen auditorías sobre su presupuesto, a pesar de que existen múltiples denuncias sobre presuntas irregularidades en el manejo de los fondos universitarios.
El costo de los paros para los estudiantes
La UNT alberga una gran cantidad de estudiantes provenientes de provincias vecinas, quienes realizan enormes esfuerzos económicos para estudiar en Tucumán. A lo largo de los años, las huelgas prolongadas han obligado a muchos de ellos a regresar a sus lugares de origen sin poder concluir sus estudios. La falta de previsibilidad afecta no solo el rendimiento académico, sino también la estabilidad financiera de las familias que sostienen a estos jóvenes.
Mientras tanto, en varias facultades de la UNT ya están programadas mesas de exámenes para mediados de febrero, mientras que en marzo deberían iniciarse los cursillos de ingreso y el dictado de clases en las escuelas medias dependientes de la universidad. Sin embargo, con el anuncio de nuevas medidas de fuerza, el inicio del ciclo lectivo sigue siendo incierto.
Negativa a la auditoría: ¿qué oculta la UNT?
Más allá del reclamo salarial, la UNT sigue sin aceptar la implementación de auditorías externas que permitan esclarecer cómo se administran los recursos. Esta postura contrasta con la política del Gobierno nacional, que ha impulsado la revisión del gasto público en distintos sectores con el fin de optimizar el uso de los fondos estatales.
El rechazo de las autoridades universitarias a una auditoría genera sospechas sobre la transparencia en la gestión financiera de la UNT. ¿Se está garantizando un uso eficiente de los recursos? ¿Se priorizan realmente las necesidades de los docentes y estudiantes? Sin una revisión profunda de las cuentas, los reclamos por más fondos carecen de sustento.
El gobierno de Javier Milei ha dejado en claro su compromiso con la educación pública, pero también con la responsabilidad fiscal. No se trata de desfinanciar, sino de asegurar que los recursos lleguen a quienes realmente los necesitan y no se pierdan en estructuras burocráticas ineficientes o en manejos poco claros.
Como ha sucedido en los últimos 40 años, el inicio de clases en la UNT vuelve a estar en duda debido a medidas de fuerza que han demostrado ser ineficaces para mejorar la situación salarial del sector. Mientras tanto, la negativa de la universidad a someterse a auditorías despierta interrogantes sobre la administración de los recursos.
El presidente Milei ha planteado un modelo de gestión basado en la transparencia y la eficiencia. En este contexto, el desafío de la UNT no es solo resolver el conflicto salarial, sino también demostrar que sus finanzas están en orden. Sin una rendición de cuentas clara, cualquier reclamo de más fondos pierde legitimidad ante la sociedad.