La Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y la Universidad Tecnológica Nacional – Facultad Regional Tucumán (UTN-FRT) enfrentan una crisis de infraestructura y gestión que afecta gravemente la calidad educativa y el bienestar de sus estudiantes. Estas instituciones, pilares de la educación superior en la provincia, muestran signos evidentes de abandono en sus instalaciones, lo que ha generado preocupación en la comunidad académica y en la sociedad en general.
Deterioro de Infraestructura en la UNT
Estudiantes de diversas facultades de la UNT han denunciado las condiciones deplorables de las instalaciones. Un caso emblemático es el de la Facultad de Artes, donde los alumnos han manifestado su descontento por el deterioro en la infraestructura y la falta de recursos esenciales para el desarrollo de sus actividades académicas. Las deficiencias edilicias incluyen techos con filtraciones, aulas en mal estado y ausencia de equipamiento adecuado, lo que dificulta el normal desarrollo de las clases y pone en riesgo la integridad física de quienes transitan por el lugar.
Además, la Quinta Agronómica, un espacio emblemático para la formación en ciencias agrarias, presenta un notable abandono. Las instalaciones, que deberían ser un referente en investigación y prácticas académicas, muestran signos de desinversión y falta de mantenimiento, afectando la calidad educativa y la motivación de los estudiantes.
Situación Crítica en la UTN-FRT
La UTN-FRT no es ajena a esta problemática. A pesar de celebrar recientemente su 70º aniversario, la facultad enfrenta desafíos significativos en términos de infraestructura y gestión. Aunque se han realizado eventos conmemorativos, la realidad cotidiana de estudiantes y docentes se ve marcada por instalaciones que requieren mejoras urgentes para garantizar un ambiente propicio para la educación tecnológica.
Falta de Inversión y Gestión Administrativa
La “casta universitaria”, término utilizado para referirse a ciertos sectores de la administración universitaria, ha sido señalada por su inacción frente a estas problemáticas. La falta de inversión en mantenimiento y desarrollo de infraestructura, sumada a una gestión que no prioriza las necesidades básicas de las facultades, ha llevado a un deterioro progresivo de las condiciones educativas. Esta situación se ve agravada por la resistencia a auditorías externas que podrían transparentar el uso de los recursos y promover una administración más eficiente.
Impacto en la Comunidad Estudiantil
Los estudiantes son los principales afectados por esta realidad. La falta de espacios adecuados para el aprendizaje, sumada a la carencia de recursos y materiales, genera desmotivación y, en algunos casos, deserción. Además, la influencia de ciertos centros de estudiantes, que según denuncias promueven una actitud pasiva frente al estudio, contribuye a una cultura académica que no incentiva la excelencia ni el compromiso con la formación profesional.
La Ciudad Universitaria que Nunca Fue
Un capítulo emblemático de la historia de abandono de la Universidad Nacional de Tucumán es el proyecto de la Ciudad Universitaria, una iniciativa ambiciosa que buscaba concentrar las distintas facultades en un campus moderno y funcional. Este proyecto, amparado en la Ley 14.776, prometía dotar a Tucumán de un polo educativo de primer nivel, pero nunca se concretó.
Los fondos destinados a esta obra, que representaban una inversión clave para el desarrollo educativo de la región, fueron desviados en circunstancias que hasta hoy carecen de explicaciones claras. La falta de auditorías y la opacidad en la gestión de los recursos dieron lugar a un episodio de presunta corrupción que dejó a la provincia sin uno de los proyectos educativos más importantes de su historia.
Impacto en la Comunidad Universitaria
La inexistencia de un campus integral afecta directamente a estudiantes y docentes. La dispersión de las facultades en distintas zonas de la ciudad no solo dificulta el acceso a recursos compartidos, sino que también genera un impacto negativo en la vida académica y social de la comunidad universitaria. El proyecto de la Ciudad Universitaria había sido diseñado para optimizar recursos, fomentar la colaboración interdisciplinaria y brindar un entorno educativo de calidad, pero la falta de voluntad política y la mala gestión administrativa han privado a los tucumanos de estos beneficios.
Reclamos por Justicia y Transparencia
El desvío de los fondos destinados a la Ciudad Universitaria no solo es un golpe al sistema educativo, sino también un reflejo de la impunidad que caracteriza a ciertos sectores de la gestión pública. Estudiantes, docentes y organizaciones sociales han exigido repetidamente que se investigue a fondo qué ocurrió con los recursos y quiénes fueron los responsables de este fraude contra la educación pública.
La Ciudad Universitaria que nunca se construyó es una herida abierta en la historia de la UNT, un recordatorio de las promesas incumplidas y de la necesidad urgente de garantizar transparencia, auditorías independientes y una gestión que priorice el desarrollo educativo por encima de intereses personales o políticos.
Este episodio no solo debe servir como lección, sino también como un llamado a la acción para recuperar la confianza en las instituciones y asegurar que los recursos destinados a la educación sean utilizados en beneficio de las generaciones actuales y futuras.
Necesidad de Auditorías y Transparencia
La implementación de auditorías externas se presenta como una herramienta fundamental para diagnosticar las falencias en la gestión universitaria y garantizar que los recursos se destinen de manera adecuada. La resistencia a estas prácticas por parte de algunos sectores administrativos solo profundiza la desconfianza y perpetúa un sistema que no responde a las necesidades de la comunidad educativa.
La situación de la UNT y la UTN-FRT refleja una crisis que va más allá de lo edilicio, evidenciando problemas estructurales en la gestión y administración de las universidades públicas en Tucumán. Es imperativo que las autoridades, junto con la comunidad académica, trabajen de manera conjunta para revertir este estado de cosas, priorizando la inversión en infraestructura, promoviendo la transparencia en la gestión y fomentando una cultura educativa que valore el esfuerzo y la excelencia académica.
Solo a través de un compromiso real con la educación pública se podrá garantizar un futuro promisorio para los jóvenes de la provincia y del país.