La figura de los “transas” a crecido sobre todo en las zonas más carenciadas de Tucumán, donde la persistente pobreza ha evolucionado hacia una situación de extrema necesidad y existe la ausencia de presencia estatal. Estos personajes se han convertido en una suerte de líderes informales en los barrios, advierte Emilio Mustafá, un psicólogo social reconocido por su incansable lucha contra el flagelo de las drogas.
El experto compartió sus observaciones con un medio digital local, describiendo cómo se experimenta y se sufre la crisis en las comunidades donde realiza su labor. Destacó que en medio de la creciente incertidumbre económica, lo que se percibe con mayor frecuencia es “un profundo sentimiento de angustia” entre la población.
En este contexto de “vulnerabilidad y desorientación”, los “transas”, además de su actividad de venta de drogas, han asumido el rol de prestamistas, lo cual es lamentable. Mustafá, quien trabaja en los programas de intervención territorial organizados por la Secretaría de Adicciones de la provincia, compartió que desde el año 2021, estos traficantes han establecido merenderos y comedores comunitarios, y se han convertido en quienes brindan préstamos para adquirir productos básicos, incluso un kilogramo de carne.

“Muchas familias, para llegar a fin de mes, se ven obligadas a pedir dinero a los transas, quienes les prestan la plata necesaria para comprar alimentos esenciales”, subrayó, enfatizando la necesidad urgente de intervención por parte del Estado.
Al mismo tiempo, Mustafá señaló que, en combinación con el abuso de sustancias y la constante angustia debida a las difíciles condiciones económicas en las que viven, ha aumentado los conflictos entre vecinos de esas zonas. Este aumento de la violencia también se ha manifestado en los comedores comunitarios, que se encuentran saturados debido a la creciente demanda, lamentó el psicólogo.