El Gobierno de Javier Milei avanza con una profunda reestructuración en la Cancillería y ha decidido suspender el ingreso de nuevos aspirantes al Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN) para el año 2025.
La medida, que responde a criterios de ajuste presupuestario y reorganización administrativa, ha generado inquietud dentro del cuerpo diplomático argentino.El proyecto de resolución, ya listo para su publicación, establece que en el actual contexto no es necesario convocar a un nuevo proceso de ingreso, argumentando que la estructura vigente es suficiente para cubrir las necesidades operativas del Servicio Exterior de la Nación (SEN). La iniciativa lleva la firma de la secretaria de Coordinación y Planificación, Cristina Dellepiane, y se enmarca en la estrategia del Ejecutivo de reducir gastos y optimizar la dotación de personal.
Según el documento, se ha realizado un análisis detallado de la proyección de la planta de funcionarios y de las necesidades operativas de la Cancillería, concluyendo que la actual estructura puede atender de manera eficiente los requerimientos del SEN sin que la incorporación de nuevos diplomáticos sea una necesidad impostergable. Además, se menciona que en 2027 varios funcionarios alcanzarán la edad de retiro, lo que podría abrir un espacio para futuras incorporaciones, aunque sin que esto implique necesariamente la reapertura del ISEN en el corto plazo.
La decisión se enmarca en la postura del presidente Milei respecto a lo que él denomina la “casta diplomática”. Su enfrentamiento con el sector se intensificó tras la votación en la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el embargo a Cuba, cuando acusó a la diplomacia de actuar sin alinearse con su política exterior. Desde entonces, el Gobierno ha tomado una serie de medidas para reformar el cuerpo diplomático, incluyendo la apertura de sumarios contra funcionarios involucrados en esa decisión.
El proyecto de resolución fue elaborado por la cúpula de la Cancillería, encabezada por el vicecanciller Eduardo Bustamante, el jefe de Gabinete Ricardo Lachterman y el secretario de Relaciones Económicas Internacionales interino, Luis María Kreckler. También está al tanto de la medida el director del ISEN, embajador Renato Carlos Sersale di Cerisano, quien actualmente ocupa su cargo ad honorem.
Desde el Gobierno aseguran que la decisión de suspender el ingreso al ISEN responde a una necesidad de optimización del gasto y modernización del Servicio Exterior. En este contexto, también se han implementado otras medidas, como la congelación de retroactivos de ascensos de diplomáticos de carrera y la reducción de la cantidad de embajadores en el exterior, en un esfuerzo por reducir costos.
Otro de los cambios impulsados por la gestión de Milei es la creación de la figura de “Embajadores Comerciales”, quienes no responderán directamente al Estado. Esta iniciativa ha generado malestar dentro del cuerpo diplomático, pero se alinea con la estrategia del Gobierno de dar mayor protagonismo al sector privado en la promoción de los intereses argentinos en el exterior.
Actualmente, el Servicio Exterior de la Nación cuenta con poco más de 1.000 diplomáticos de carrera, una cifra que, según el Gobierno, es suficiente para las necesidades del país. Sin embargo, desde la Cancillería advierten que existe una sobrepoblación de empleados administrativos, en gran parte incorporados durante las gestiones kirchneristas, en particular por la agrupación La Cámpora. En este sentido, la reforma en curso apunta también a depurar el sector y mejorar su eficiencia.
Si bien la llegada del canciller Gerardo Werthein trajo cierto alivio dentro del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Gobierno sigue firme en su objetivo de reducir la influencia de sectores que considera burocráticos y costosos. La política exterior de Milei busca alinearse con principios de austeridad y pragmatismo, reduciendo el gasto estatal y enfocándose en una diplomacia más acorde con su visión de país.
Con la suspensión del ingreso al ISEN, la administración Milei marca un nuevo hito en su proceso de reestructuración del Estado. Mientras algunos sectores advierten sobre el impacto que esto podría tener en el futuro de la diplomacia argentina, el Gobierno defiende la medida como un paso necesario para sanear las cuentas públicas y optimizar el funcionamiento de la Cancillería.