La científica tucumana Lorena Diblasi, egresada de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), ha liderado un estudio que ha sacudido los cimientos de la industria farmacéutica a nivel mundial. Según su investigación, publicada en el prestigioso International Journal of Vaccine Theory, Practice, and Research, se han hallado 55 elementos químicos no declarados en las vacunas contra la COVID-19 de laboratorios como AstraZeneca, CanSino, Moderna, Pfizer, Sinopharm y Sputnik V. Este descubrimiento incluye nanopartículas metálicas, metales pesados e incluso lantánidos citotóxicos, lo que plantea serias interrogantes sobre la transparencia y seguridad de estos biológicos administrados en todo el mundo.
Hallazgos Inéditos y Preocupantes
Diblasi y su equipo utilizaron espectrometría de masas con plasma acoplado inductivamente (ICP-MS) para identificar la composición de las vacunas. Este método permitió detectar 12 de los 15 lantánidos (comúnmente usados en electrónica y optogenética) y 11 metales pesados, entre los que destacan el cromo, presente en el 100% de las muestras; el arsénico, encontrado en el 82%; y el níquel, detectado en el 59%. “Es preocupante encontrar estos elementos no declarados en productos que han sido administrados a millones de personas. La heterogeneidad en la composición de las vacunas analizadas plantea serias dudas sobre su seguridad”, enfatizó Diblasi.
Relevancia del Descubrimiento
La presencia de elementos no declarados, especialmente metales pesados y nanopartículas metálicas, abre un debate crucial sobre los controles de calidad que deberían garantizar los laboratorios y los entes reguladores. Este estudio pone de relieve la falta de transparencia en los componentes de formulaciones que se elaboraron bajo plazos muy ajustados, especialmente considerando que muchas de estas vacunas fueron autorizadas en procedimientos de emergencia.
El activista estadounidense Robert F. Kennedy Jr., conocido por su postura cuestionadora frente a la industria farmacéutica, ha calificado a las vacunas COVID-19 como “las más mortales jamás fabricadas”. Su crítica refuerza el debate sobre la ética, la influencia económica y la responsabilidad social de estas corporaciones. Este contexto se vuelve aún más relevante al considerar los casos de personas que han sufrido efectos adversos tras la vacunación. Aunque la mayoría de las personas vacunadas no experimentan efectos graves, ha habido reportes de reacciones adversas, incluyendo casos de miocarditis y otros problemas de salud que han llevado a algunos a cuestionar la seguridad de las vacunas.
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Implicaciones para la Salud Pública Mundial
La investigación de Diblasi reaviva la discusión sobre las nanopartículas lipídicas (LNP) utilizadas especialmente en vacunas basadas en ARN mensajero (ARNm). La preocupación central es la citotoxicidad potencial de algunos componentes químicos que, según este análisis, no fueron oportunamente declarados. Organizaciones internacionales, como Transparency International, han denunciado la opacidad contractual entre farmacéuticas y gobiernos, lo que pone a prueba la confianza pública y la credibilidad de los organismos de control.
Los autores del estudio exigen que se promueva la realización de investigaciones independientes que replique y profundicen estos hallazgos, así como la transparencia en la declaración de componentes por parte de las farmacéuticas. También abogan por el fortalecimiento de procesos regulatorios para resguardar la seguridad de la población. Este llamado a la acción es fundamental en un momento en que la confianza en las instituciones de salud pública y en la industria farmacéutica se encuentra en un punto crítico.
Un Llamado a la Acción
La investigación encabezada por Lorena Diblasi abre la puerta a un escrutinio más riguroso de las vacunas COVID-19 y plantea la necesidad de reformular los estándares de control de calidad y regulación sanitaria. La comunidad científica tiene un papel crucial en la vigilancia y divulgación de información, y es imperativo que se fomente un diálogo abierto sobre los productos que impactan la salud de toda la humanidad.
Mientras el debate sobre la seguridad y eficacia de estas vacunas continúa, es esencial que se priorice la transparencia y la responsabilidad en la industria farmacéutica. La historia reciente ha demostrado que la falta de información clara y accesible puede llevar a la desconfianza y a la propagación de teorías de conspiración. Por lo tanto, es vital que tanto las farmacéuticas como los organismos reguladores trabajen juntos para restaurar la confianza pública y garantizar la seguridad de las vacunas.
Desde eltucumano.com, seguiremos de cerca este caso que coloca a Tucumán en el centro de una gran controversia mundial, reforzando la importancia de la transparencia, la investigación independiente y la discusión abierta sobre los productos que impactan la salud de toda la humanidad.
Fuente: El tucumano