Federico Farías saltó a la popularidad gracias a su paso por Gran Hermano pero cuando entró en la casa más famosa del país no lo hizo soltero: estaba de novio con Luciana, quien es oriunda de Tucumán al igual que él. La muchacha es influencer y están juntos desde 2022. Pero, ¿cómo y dónde se conocieron? En exclusiva, Big Apple contó todos los detalles de su historia de amor con la revista Pronto.
-¿Cuándo conociste a tu novia, Luciana?
-En 2022, en Tucumán. Ella es de allá también. Fue así: volví a Tucumán después de ocho meses porque andaba haciendo shows y antes no había podido volver. Fui en auto por primera vez, manejando 13 horas y la idea era quedarme una semana. Un amigo tucumano, Joselo, me dijo que tenía una amiga para presentarme. Me mandó su perfil de Instagram, la stalkeé y le hablé.
-¿Te respondió de una?
-Sí. Cuando me respondió, empezamos a hablar, tuvimos buena onda y cuando llegué a Tucumán, quedamos en vernos. Yo tenía el cumple de una amiga, la invité y ahí nos conocimos. Fue un flechazo; no nos separamos más.
-¿Con qué te enamoró?
-Con lo sencilla y simple que es. Eso es muy importante y quedé impactado de una manera loca. Luciana es influencer y está trabajando en redes. Vivía en Tucumán y se vino a Buenos Aires cuando yo entré en la casa de Gran Hermano. Como nuestra relación era a distancia, lo máximo que hemos llegado a convivir fueron dos meses, previos a GH.
-O sea que la prueba de fuego está ahora.
-Y, sí. Vamos bien, nos llevamos re bien. La prueba más difícil fue cuando entré al programa y pasamos cinco meses sin vernos. A nuestra relación la fuimos construyendo a la distancia y fuimos superando distintas pruebas. Cuando salí de la casa de Gran Hermano tuvimos un reencuentro muy lindo. Estoy feliz y contento con ella.
-¿Cómo marcha la convivencia?
-Por ahora, muy bien. Hace poquito salí de la casa y nos estamos acostumbrando. Con los quehaceres domésticos me llevo bien. Trato de hacerlos de la mejor manera, pero no todos los días sino día por medio. Con las uñas pintadas como las tengo ahora, me cuesta lavar los platos. No es una excusa, pero bueno, nos vamos turnando.