Con duros cuestionamientos desde Estados Unidos, fue rechaza la medida propuesta por el candidato presidencial Javier Milei por su “solución” a los problemas económicos de Argentina a través de una dolarización.
La dolarización es una idea terrible
Robin Brooks, el economista jefe del Instituto de Finanzas (IFF) declaró que se trata de una “idea terrible. La dolarización es una idea terrible; la última vez que se intentó esto terminó en una gran devaluación que lo descarta para siempre como un objetivo de política. El peso está, incluso con la devaluación reciente, muy sustancialmente sobrevaluado, solo mire su nivel frente a Brasil y Turquía”.
Martín Castellano, técnico del IFF, por otro lado, dijo que la devaluación del peso argentino en el mercado oficial no ha reducido la diferencia con la cotización paralela: “Incluso en un período de transición, se necesitan medidas articuladas y consistentes para contener el traspaso de la inflación y mejorar las cuentas externas. De lo contrario, la presión del tipo de cambio seguirá siendo alta”, publicó Infobae.
El economista Sergi Lanau manifestó que la tasa cambiaria paralela de Argentina subió ayer hasta 215%: “todavía lejos de los picos de julio de 2022 y finales de 2020 pero aumentando rápidamente. El riesgo ha aumentado, pero aún creemos que Argentina llega a las elecciones sin implosionar por completo”.
La opinión de un experto que asesoró a Barack Obana
El ex represente de Estados Unidos en el directorio del FMI, Mark Sobel, sostuvo que la dolarización requiere que el Gobierno se tome en serio la cuestión fiscal y se asegure de que ya no hay financiación monetaria: “En teoría, la inflación debería disminuir brusca y sosteniblemente, con la credibilidad del país ligada a la política monetaria estadounidense… Pero la dolarización es una estrategia ‘sin salida’ potencialmente peligrosa. Podría sembrar la semilla de una gran contracción y un colapso, al tiempo que desvía la atención del duro trabajo de arreglar la economía”.
Además, declaró: “Con la dolarización, el crecimiento de Argentina dependerá de un superávit por cuenta corriente y de la entrada de capitales. Esto puede ser factible con un fuerte crecimiento mundial, altos precios de las materias primas, inversiones atractivas, un sólido estado de derecho y una moneda infravalorada” y manifestó: ““Pero la experiencia de Argentina en la década de 1990 y principios de la de 2000 es una advertencia extrema. Con el plan de convertibilidad, en los años 90 se lograron avances impresionantes para acabar con la hiperinflación y restablecer el crecimiento. Pero a lo largo de la década, los déficits fiscales y la deuda no se controlaron”.