El hombre que fue encontrado muerto ayer en un lago de los Bosques de Palermo en la Ciudad de Buenos Aires, fue identificado como José Luis Báez, quien poseía antecedentes por abuso sexual, amenazas, robos y hasta por un homicidio registrado en julio de 2021 por el que fue declarado inimputable porque padecía trastornos psiquiátricos, informaron fuentes policiales y judiciales.
Los investigadores aseguraron que el hombre, quien vivía en situación de calle, registra antecedentes desde 2018, tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en la provincia de Chaco, y que el último registro fue el pasado 5 de septiembre cuando se le inició una causa por “amenazas agravadas por el uso de arma blanca”.
Entre los antecedentes del hombre, se encuentran causas por “Amenazas agravadas por el uso de arma blanca” (23/9/05); “Abuso sexual simple” (22/8/10); Robo (22/8/04); Contravención por portar arma no convencional (22/7/21, 22/6/03, 21/3/20, 20/19/05); Exhibiciones obscenas (22/6/04, 22/5/05); HOMICIDIO (7/21/05) por el que fue declarado INIMPUTABLE, siendo derivado al Hospital.
Borda; Amenaza simple (20/10/05); Lesiones leves (20/7/05), y Tentativa de Robo (20/6/28).
El cadáver de Báez no presentaba ninguna lesión y se sospecha que murió como consecuencia de una muerte súbita, aunque tampoco se descarta una vinculación con el consumo de drogas.
Según el primer informe de autopsia al que accedió el medio Noticias Argentinas, el hombre “no presentaba partículas de plantón en sus pulmones lo que da cuenta que no murió ahogado y tampoco presentaba lesiones en su cuerpo”.
Durante la autopsia, y según se informó, se pudo apreciar un edema encefálico difuso, el cual deberá ser analizado a través de un examen histopatologico, el cual demora entre 20 a 30 días.
Este edema encefálico difuso podría tratarse de un accidente cerebro vascular ACV, entre otros diagnósticos.
A su vez, la identificación del fallecido se dificultó, entre otras razones, porque las yemas de sus huellas dactilares estaban deterioradas por su permanencia en el agua.
Por ello, peritos especializados en dactiloscopia sometieron a las huellas a un procedimiento especial para intentar obtener las improntas originales y que sean aptas para un cotejo con las bases de datos.
El cuerpo presentaba, además, dos tatuajes: uno en la espalda con un diseño de un escorpión o similar y un toro en el brazo izquierdo.
Y si bien no tenía ningún tipo de documento, entre sus ropas fueron recuperadas dos tarjetas SUBE para transporte público.
La causa quedó a cargo del fiscal Matías Di Lello que caratuló el caso como “averiguación de causales de muerte”.