Las autoridades brasileñas han anunciado un aumento significativo en el flujo de migrantes y refugiados venezolanos hacia Brasil durante los primeros tres meses de este año. Un promedio de casi 600 venezolanos llega a diario, lo que confirma que la migración no ha cesado, sino que ha disminuido su visibilidad, lo que hace que la situación sea aún más dolorosa.
Desde enero de 2017 hasta abril de este año, Brasil ha recibido a 903,279 venezolanos. A pesar de esta creciente llegada de migrantes, el presidente de Brasil mantiene su postura de defensa y complicidad con la dictadura venezolana. Estos números muestran que los venezolanos que huyen hacia Brasil son un rechazo a la intención de Lula Da Silva de apoyar a Maduro y blanquear su régimen.
Aunque Brasil ha mostrado una política de acogida fraterna hacia los venezolanos, es sorprendente que el presidente insista en mantener una postura amistosa hacia la dictadura. Los venezolanos que llegan a Brasil son un testimonio viviente de la persecución política y la crisis humanitaria causada por el régimen de Maduro.
Es crucial organizar a esta gran comunidad de venezolanos en Brasil para que puedan ejercer presión sobre el gobierno de Lula y buscar una solución política a la crisis en Venezuela. Brasil, debido a su tradición histórica, influencia internacional y proximidad con Maduro, puede desempeñar un papel importante en la búsqueda de una salida a la crisis.
La continuidad del régimen de Maduro representa un peligro para toda la región, especialmente para Brasil y Colombia, debido a su cercanía con Venezuela y las redes del crimen organizado que se están fortaleciendo gracias al Estado fallido venezolano. Es importante que Brasil y Colombia, liderados por sus mandatarios, actúen como interlocutores con el régimen y persuadan a Maduro y su círculo a convocar elecciones con garantías mínimas para el pueblo venezolano.
Los líderes como Lula Da Silva y Petro tienen una oportunidad de trascender y convertir sus narrativas en realidades para salvar a sus países y Venezuela. Hasta ahora, han tenido un papel triste en esta historia, respaldando al régimen de Maduro y priorizando el pragmatismo económico sobre los derechos humanos y la solidaridad ideológica. Sin embargo, siempre hay esperanza de que la política vuelva a los principios y los intereses nacionales prevalezcan sobre cualquier otra consideración.