Los políticos viven con la realidad totalmente alterada en Tafí Viejo. Mientras organizan desfiles de “Cuerpos Diversos”, el municipio muestra un sinfín de carencias.
En Tafí Viejo las necesidades básicas de la comunidad quedan relegadas ante gastos totalmente superfluos que son destinados en actividades ideológicas, distantes de las prioridades reales de los ciudadanos taficeños.
La crítica es clara: las calles llenas de baches y pozos, la falta de mantenimiento en espacios públicos y la escasez de servicios básicos, como la iluminación adecuada, siguen siendo problemas sin resolver. Sin embargo, la gestión municipal de Alejandra Rodríguez y Javier Noguera parece enfocada en otros frentes, como los cursos de género o el “desfile de cuerpos diversos”. No hace falta ser un genio para percibir que esto no es aprobado por la mayoría ni requerido por los habitantes. Con esa inmensa cantidad de recursos, sería razonable atender las deficiencias estructurales graves que padece el municipio del oeste.
Un municipio tiene un rol claro y específico: cubrir las necesidades esenciales de la población. Entre estas funciones fundamentales se encuentran la recolección de residuos, la limpieza de las calles, la construcción y mantenimiento de las avenidas, y la gestión de la seguridad y el orden público. En Tafí Viejo, estos servicios siguen siendo deficientes, con barrios como el UTA, e cual vive la incomodidad de la falta de alumbrado público, mientras los canales se desbordan por la falta de mantenimiento, poniendo en riesgo la seguridad de los vecinos o algunos sectores del Barrio Lomas de Tafí que hace años esperan la pavimentación de sus calles.
No podemos perder de vista que los habitantes de Tafí Viejo, como en cualquier otra parte del país, necesitan lo básico para vivir dignamente. Mientras la municipalidad se preocupa por organizar desfiles de género y ofrecer cursos ideológicos, los taficeños siguen enfrentando serios problemas de infraestructura y servicios públicos deficientes. ¿Realmente es tarea de un municipio ocuparse de estas iniciativas antes que garantizar el bienestar de sus habitantes?
Los contribuyentes de Tafí Viejo están pagando impuestos para un servicio básico, como la iluminación de las calles en la colectora al barrio UTA. La falta de inversión en infraestructura, junto con la ausencia de soluciones concretas a problemas de inundaciones y de seguridad, es una señal de que las prioridades están completamente desalineadas con las necesidades reales de la comunidad.
Las políticas públicas deben estar centradas en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, no en atender intereses ajenos a las urgencias locales. La ciudadanía necesita saber que su municipio se preocupa por sus calles, su seguridad, y el bienestar general. La gestión actual debería replantear sus prioridades y comenzar a resolver los problemas que realmente afectan el día a día de los taficeños, antes de seguir invirtiendo recursos en actividades que, aunque importantes, no son urgentes ni necesarias en este contexto.
Es hora de que Tafí Viejo recupere su enfoque en los problemas reales y cotidianos de la gente, porque un desfile de género no va a solucionar un bache en la calle ni a asegurar que los barrios tengan luz o se eviten las inundaciones. La política debe estar al servicio de la gente, y no al revés.