El debate sobre la eliminación de las Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) ha llegado a un momento crucial en la Cámara de Diputados, y es momento de reconocer la importancia de este proyecto propuesto por el oficialismo. La eliminación de las PASO no es solo una medida necesaria para optimizar los recursos del Estado, sino que también responde a una creciente demanda de eficiencia y coherencia en el sistema electoral, que ha sido objeto de críticas por su alto costo económico y por los conflictos internos que genera en los partidos políticos.
El oficialismo ha decidido modificar su postura inicial y ahora propone suspender las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) durante este año, en lugar de eliminarlas permanentemente. Esta decisión busca facilitar el consenso necesario en la Cámara de Diputados, donde se requiere una mayoría de 129 votos para aprobar la medida. Actualmente, el oficialismo cuenta con 90 votos asegurados, por lo que el apoyo del peronismo será crucial para alcanzar la mayoría necesaria.
El debate en comisión está programado para comenzar hoy a las 14:00 horas, con la intención de llevar el proyecto al recinto el próximo jueves. La propuesta de suspensión temporal de las PASO surge como una alternativa ante las críticas de la oposición, que considera inoportuno modificar el sistema electoral en un plazo tan corto. Además, se plantea que durante las sesiones ordinarias se discuta una reforma electoral más amplia.
La eliminación de las PASO se presenta como una medida lógica para reducir el gasto público. La implementación de las PASO ha supuesto una carga económica significativa para el Estado, que podría destinar esos recursos a áreas más prioritarias, como la salud, la educación o la infraestructura. En un contexto de crisis económica, como el que atraviesa Argentina, cada peso debe ser utilizado con responsabilidad, y las PASO representan un gasto innecesario, especialmente cuando se tiene en cuenta que las elecciones generales ya permiten a los ciudadanos elegir a sus representantes de manera directa.
El sistema actual de las PASO, además, ha generado divisiones internas dentro de los partidos políticos, debilitando la cohesión y afectando la imagen de las fuerzas políticas frente a la sociedad. Las internas abiertas, que se producen entre los mismos miembros de un partido, a menudo terminan alimentando la fragmentación y generando tensiones que perjudican la unidad necesaria para afrontar las elecciones generales. La eliminación de las PASO no solo representa un ahorro económico, sino que también permite a los partidos centrarse en propuestas y en la construcción de proyectos políticos sólidos, en lugar de estar distrayéndose con luchas internas que no aportan nada al bienestar de la ciudadanía.
Es cierto que los detractores de la reforma argumentan que eliminar las PASO podría limitar la participación ciudadana y concentrar el poder en las cúpulas partidarias. Sin embargo, este argumento no tiene en cuenta el hecho de que las PASO, tal como están estructuradas hoy, no garantizan una verdadera representación de la voluntad popular. En muchas ocasiones, los electores no tienen realmente la oportunidad de elegir entre todos los posibles candidatos dentro de un partido, ya que las internas se convierten en un campo de batalla para las elites de los partidos, que no siempre representan la pluralidad y diversidad de ideas que existen en la sociedad.
El sistema de PASO ha demostrado, además, ser un espacio en el que las candidaturas a veces no responden a los intereses de la mayoría, sino a las pugnas internas entre diferentes grupos de poder dentro de un mismo partido. La eliminación de las PASO no significaría una reducción en la participación ciudadana, sino una simplificación del proceso electoral, evitando que los votantes se vean atrapados en elecciones internas que no reflejan realmente sus intereses.
Otro aspecto fundamental que respalda la propuesta del oficialismo es la necesidad de modernizar el sistema electoral. Las PASO fueron implementadas en 2009 en un contexto político diferente, con un sistema que requería mayor transparencia y apertura. Sin embargo, con el paso de los años, el sistema ha mostrado fallas evidentes. La sociedad argentina está cada vez más cansada de procesos electorales largos y costosos, que no parecen generar una verdadera representación de sus intereses. El oficialismo, al proponer la eliminación de las PASO, está mostrando un compromiso con la eficiencia y con un sistema electoral que se adapte mejor a las necesidades actuales de la democracia argentina.
Es importante señalar que el bloque oficialista no está pidiendo la eliminación definitiva de las PASO, sino una suspensión temporal. Esta medida busca evitar la sobrecarga de un sistema que ya de por sí es complejo y costoso, a la vez que da tiempo para discutir una reforma electoral más profunda. Esta suspensión podría dar una salida razonable a las tensiones actuales y permitir un debate más sereno y reflexivo sobre el futuro del sistema electoral del país.
En conclusión, el oficialismo está impulsando una medida sensata y responsable, que responde a la necesidad de hacer más eficiente el sistema electoral y reducir los costos innecesarios que afectan las finanzas públicas. La eliminación de las PASO representa una oportunidad para renovar el sistema político, evitar divisiones internas en los partidos y centrarse en propuestas que realmente beneficien a los ciudadanos. Es hora de avanzar hacia un sistema electoral más ágil, transparente y adaptado a las necesidades de la Argentina del siglo XXI.
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