Un vecino de San Miguel de Tucumán se vio sorprendido este martes al sufrir daños en su vehículo tras caer en un hundimiento en la calle 25 de Mayo, casi Mendoza, en pleno centro de la ciudad. “Es increíble, pero la calle se hundió. Se rompió el radiador y una rueda; no me di cuenta porque el agua tapó el pozo”, relató indignado el conductor. Además, agregó que intentó tomar registro del hecho, pero no encontró a ningún policía en la zona.
Este nuevo episodio pone en evidencia, una vez más, el creciente deterioro de la infraestructura urbana en la capital tucumana y la falta de respuestas por parte de la administración municipal, encabezada por la intendente Rossana Chahla. En las últimas semanas, los vecinos han manifestado reiteradas quejas sobre la gestión municipal, señalando problemas críticos como el estado calamitoso de las veredas y la ausencia de limpieza en distintos sectores de la ciudad.

El colapso de la infraestructura: calles que se hunden y veredas que se rompen una y otra vez
La situación del vecino afectado en el centro de la ciudad no es un hecho aislado. Desde hace semanas, los habitantes de San Miguel de Tucumán han venido denunciando el estado deplorable de las calles y veredas, sin que la Municipalidad tome medidas efectivas para solucionar el problema.
Desidia y falta de gestión: una administración que no escucha
La gestión de Rossana Chahla ha sido fuertemente cuestionada por su falta de acción ante estos problemas estructurales. La ausencia de una planificación integral y la ineficiencia en la ejecución de obras han provocado un malestar creciente entre los vecinos, quienes ven cómo la ciudad se deteriora día tras día sin que nadie brinde soluciones concretas.
El problema no es nuevo ni exclusivo de esta gestión. El peronismo, que ha gobernado Tucumán durante décadas, ha convertido la falta de infraestructura y el abandono en una constante. Mientras los dirigentes se enriquecen y perpetúan sus redes clientelares, los ciudadanos deben enfrentarse a calles destruidas, inseguridad y servicios deficientes. La corrupción y la ineficiencia son el sello de un modelo político que ha demostrado su incapacidad para mejorar la calidad de vida de los tucumanos.
Mientras tanto, el descontento ciudadano sigue en aumento. Los vecinos exigen respuestas y soluciones inmediatas, pero la falta de acción por parte del Municipio sugiere que la crisis urbana seguirá profundizándose. En este contexto, es inevitable preguntarse: ¿seguirá San Miguel de Tucumán hundiéndose en el abandono mientras la intendenta mira hacia otro lado?
El deterioro de la ciudad es el reflejo de una política que prioriza la propaganda y el amiguismo por encima de la gestión efectiva. Mientras los funcionarios celebran inauguraciones y actos vacíos de contenido, los problemas estructurales se agravan y los ciudadanos pagan las consecuencias. La pregunta ya no es solo qué hará la intendente Chahla para revertir esta situación, sino hasta cuándo los tucumanos tolerarán el fracaso del modelo peronista en la provincia.