La administración nacional encabezada por Javier Milei aprobó recientemente diez proyectos de obra pública en distintas provincias, con una inversión total superior a los $85.000 millones.
Entre estos, la obra más costosa será la construcción del Acueducto de Vipos en Tucumán, que demandará una inversión de casi $26.000 millones y se llevará a cabo durante los próximos tres años. Esta iniciativa beneficiará a localidades como Tapia, San Miguel de Tucumán, Tafí Viejo y Villa Carmela, incrementando la provisión de agua potable en un 300%.
El gobernador Osvaldo Jaldo calificó el anuncio como un logro para la provincia, destacando su relevancia en términos de infraestructura. Según explicó, el nuevo acueducto complementará al actual, asegurando una provisión más eficiente y reduciendo las pérdidas de agua. Sin embargo, este proyecto, aunque celebrado, pone en evidencia una dualidad que caracteriza a la gestión provincial: la distancia entre los discursos y las acciones.
La obra pública y la ideología libertaria de Milei
La decisión de habilitar estas obras forma parte de un enfoque de inversión estratégica que busca compatibilizar desarrollo e infraestructura con austeridad fiscal. Este equilibrio es central en la ideología de Javier Milei, quien ha insistido en la necesidad de recortar gastos improductivos y priorizar proyectos que generen verdadero valor para los ciudadanos.
En este contexto, el financiamiento plurianual para estas obras fue autorizado mediante un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU), el cual permite comprometer recursos más allá del ejercicio fiscal. Según el DNU, la construcción del acueducto en Tucumán requerirá desembolsos de $2.593 millones en 2024, $3.439 millones en 2025 y $5.650 millones en 2026, con un saldo pendiente de más de $14.000 millones. Esta estructura financiera refleja el compromiso del gobierno nacional por mantener un superávit fiscal mientras se abordan necesidades esenciales.
La doble moral de Jaldo: discurso vs. práctica
Si bien Jaldo ha adoptado un discurso que a menudo se alinea con los principios de Milei, sus acciones parecen contradecir esta postura. En sus declaraciones, el gobernador ha respaldado la importancia de obras públicas como el acueducto, presentándolas como esenciales para el bienestar de los tucumanos. Sin embargo, su historial de gasto en áreas como salarios municipales desproporcionados o proyectos de infraestructura de bajo impacto económico sugiere una administración que no refleja los valores libertarios que dice compartir.
El propio gobernador ha defendido iniciativas que, aunque populares, están marcadas por un uso ineficiente de los recursos públicos. Este tipo de decisiones contrasta con el enfoque de Milei, quien promueve una gestión basada en la reducción del gasto y en la optimización de los recursos del Estado.
Un logro para Tucumán, pero un desafío político
La aprobación del acueducto es indiscutiblemente una buena noticia para Tucumán. Garantizar el acceso al agua potable y mejorar la infraestructura hídrica son pasos fundamentales para el desarrollo de la provincia. Sin embargo, esta obra también plantea un desafío para la gestión de Jaldo: demostrar que puede estar a la altura de los principios de eficiencia y transparencia que caracterizan al gobierno nacional.
El contraste entre el gobierno libertario de Milei y la administración tucumana es evidente. Mientras el presidente se esfuerza por implementar políticas que combinen desarrollo y disciplina fiscal, el gobierno de Jaldo parece más enfocado en mantener un modelo de gasto que no siempre beneficia a los ciudadanos de manera equitativa.
El proyecto del Acueducto de Vipos simboliza tanto un avance significativo para Tucumán como una prueba para sus líderes. La capacidad del gobernador Jaldo de implementar esta obra de manera eficiente será clave para evaluar si sus discursos pueden traducirse en acciones alineadas con los principios de Milei.
En última instancia, los tucumanos estarán atentos no solo a los resultados de esta obra, sino también a si el gobierno provincial es capaz de adaptarse a un modelo de gestión más eficiente y alineado con las demandas de quienes eligieron un cambio en las urnas.
Fuente: Tendencias de Noticias