Un halo de tranquilidad envolvía la casa de Figueroa Alcorta al 1600, en el barrio Alberdi Norte, hasta que el horror irrumpió en la vida de sus vecinos. Mario Palavecino, de 56 años, y Paola Silvana Centeno, de 49, yacían sin vida en el interior de la vivienda que compartían. Un macabro desenlace que conmocionó a Villa Urquiza.
La investigación policial reveló una trama de engaño y violencia. Palavecino, aprovechando la distancia que mantenía con sus hijos de una relación anterior, habría planeado cuidadosamente su crimen. Con el objetivo de simular un pacto suicida, dejó una nota en el espejo de una habitación: “¡No damos más! Por culpa de los problemas de nuestros hijos decidimos irnos”. Sin embargo, la autopsia reveló que Centeno había sido estrangulada con un cinturón, mientras que Palavecino se había quitado la vida en el patio trasero.
Antes de tomar la fatal decisión, Palavecino envió un mensaje a su hijo, informándole de un supuesto viaje a Córdoba y dejándole una importante suma de dinero. Un intento por despistar a las autoridades y ocultar su verdadera intención.
El cuerpo de Centeno presentaba signos de violencia, con la hebilla del cinturón marcando su cuello. Sobre su pecho, una Biblia abierta, como un macabro altar. La escena del crimen, cuidadosamente escenificada, intentaba ocultar la brutalidad del acto.
La hija de Centeno fue quien descubrió el horror al ingresar a la vivienda. Su desesperado llamado al 911 movilizó a los equipos policiales, quienes trabajaron arduamente para reconstruir los últimos momentos de vida de la víctima.
Las investigaciones revelaron un pasado de violencia en la pareja. Centeno había denunciado a Palavecino por violencia de género en 2023, lo que había derivado en una orden de restricción. Sin embargo, la pareja continuaba viviendo junta, y la víctima no había informado sobre incumplimientos de la medida.
Los vecinos, conmocionados por el suceso, expresaron su incredulidad ante la violencia desatada en ese hogar que aparentaba tranquilidad. “Ella era una mujer amable, no merecía este final”, expresó Francisca Juárez, vecina del lugar.
El caso, que conmocionó a la comunidad, puso en evidencia la importancia de denunciar los casos de violencia de género y la necesidad de brindar un mayor apoyo a las víctimas.