El obispo de la Diócesis de la Santísima Concepción, José Antonio Díaz, expresó su preocupación por la pérdida de sentido espiritual de la Semana Santa, al considerar que la celebración religiosa ha sido desplazada por el auge del turismo y el ritmo acelerado de la vida moderna.
Durante un mensaje dirigido a la comunidad cristiana, Díaz sostuvo que muchos fieles han dejado de vivir la Semana Santa como un tiempo de recogimiento, oración y reflexión, y la han transformado en una ocasión meramente recreativa o vacacional. “Está muy devaluada la Semana Santa por esta intromisión del turismo”, aseguró el obispo, quien llamó a los creyentes a recuperar el verdadero significado de esta fecha central para el cristianismo.
En su mensaje, también exhortó a fortalecer los vínculos familiares y comunitarios, resaltando la necesidad de “volver a encontrarnos entre nosotros, volver a sentir que somos creyentes, que somos hermanos, que somos iglesia”. Para el obispo, este tiempo litúrgico debería ser una oportunidad para renovar la esperanza, recuperar el silencio y la oración, y reencontrarse con la Palabra de Dios.
“El pueblo necesita recuperar la esperanza, no dejar que nos la roben el desaliento o el cansancio. Es necesario ayudarnos entre nosotros a seguir caminando animados por esta virtud”, subrayó Díaz, en un llamado a revalorizar las raíces de la fe cristiana frente a una sociedad cada vez más marcada por lo superficial.
Díaz también advirtió sobre el riesgo de convertirse en “cristianos de nombre”, impulsados por la costumbre más que por una fe auténtica. En ese sentido, consideró que muchas personas han olvidado los valores fundamentales del Evangelio y se han alejado de Dios. “Estamos traicionando los valores cristianos cuando no damos importancia a lo que hemos recibido como herencia”, afirmó.
Finalmente, destacó que fechas como la Semana Santa tienen una dimensión profundamente espiritual y emocional para muchas personas, y deben ser vividas con autenticidad, no solo como parte del calendario, sino como una experiencia viva de fe, comunidad y esperanza.