Tras décadas de gobierno, el peronismo ha sumido a Tucumán en la pobreza y el atraso. Ahora, intentan reciclarse con figuras como Javier Noguera, ex intendente de Tafí Viejo, quien aspira a una banca en el Congreso pese a su escaso respaldo popular y su papel en el fracaso del modelo peronista en la provincia.
Viejos rostros, mismas mentiras
Uno de los intentos del peronismo provincial es instalar la candidatura a diputado nacional del ex intendente de Tafí Viejo, Javier Noguera, con el respaldo de Cristina Fernández de Kirchner. Pero lejos de generar entusiasmo, su figura representa la continuidad del modelo que solo ha empobrecido a la provincia. Otros referentes kirchneristas, como Mabel Carrizo y Jesús Salim, buscan aliarse con el camporismo de la mano de Andrés “Cuervo” Larroque, un operador político de Axel Kicillof.
El relato de estos sectores gira en torno a la inclusión social, el empleo y la producción local, pero la realidad demuestra que bajo su gobierno solo han multiplicado la pobreza y la dependencia del Estado. Mientras los tucumanos sufren una crisis económica crónica, ellos se reparten cargos y buscan mantenerse en el poder a cualquier costo.
Internas y maniobras para seguir en el poder
En una jugada desesperada, el ministro del Interior tucumano, Darío Monteros, intentó dividir a los sectores kirchneristas para debilitar a los espacios antimileístas y posicionarse mejor en la interna peronista. Sin embargo, la maniobra fracasó y ahora buscan confluir en una única lista encabezada por Noguera, un candidato sin carisma ni respaldo social.
A pesar de todos estos movimientos, la realidad es clara: el peronismo sigue siendo un espacio desgastado, sin propuestas reales y completamente alejado de los problemas de la gente. Los tucumanos ya no quieren más promesas vacías ni reciclajes de políticos que han sido cómplices de la decadencia de la provincia.
Encuestas que exponen la debilidad peronista
Un reciente sondeo atribuido al sector de Juan Manzur, realizado por el consultor Hugo Haime, revela que el peronismo enfrenta un fuerte rechazo. Aunque el gobernador Osvaldo Jaldo y la intendenta de San Miguel de Tucumán, Rossana Chahla, tienen una imagen positiva del 55,3% y 53,8% respectivamente, la situación de sus posibles candidatos es desastrosa. Darío Monteros apenas alcanza un 29,3% de imagen positiva y Javier Noguera, quien aspira a una banca en el Congreso, apenas llega al 15%.
El rechazo al peronismo es evidente. La provincia que han gobernado por décadas sigue siendo una de las más pobres del país, con altos niveles de desempleo, precariedad y una infraestructura en ruinas. Los tucumanos están hartos de las mismas caras y del mismo modelo que solo ha generado atraso y clientelismo.
El fin de una era de fracasos
El peronismo tucumano está en crisis porque la gente ya no compra su relato. La realidad de la provincia es el resultado directo de sus políticas fallidas, de su corrupción y de su incapacidad para generar desarrollo. En este contexto, Javier Noguera y los demás referentes del espacio intentan vender una renovación que no existe.
Los tucumanos están cansados de ver cómo el peronismo sigue hundiendo a la provincia en la miseria. La decadencia de Tucumán tiene responsables, y esos responsables llevan décadas en el poder. El rechazo a esta estructura política es cada vez mayor, y las próximas elecciones pueden ser el principio del fin de un ciclo que solo ha traído pobreza y desesperanza.
Fuente: La Gaceta