Un joven llamado Marcos Díaz fue el primer detenido por el ya conocido “Crimen de barrio El Cruce”. Un homicidio que mostró dos caras de la realidad en un club que está ubicado a menos de 30 cuadras de la plaza Independencia, en La Plata al 1.200. Los investigadores no tienen dudas: la víctima vivía en situación de calle y recibió un disparo cuando estaba buscando un lugar donde dormir guarecido del frío y de la lluvia.
Junto a otros jóvenes, Ramón Antonio “El Patricio” Núñez (24 años) deambulaba por las calles consumiendo drogas y, por la tarde, se instalaba bajo un techo que tiene una de las puertas de ingreso del club El Cruce.
“Siempre venían. Más allá de las sospechas que teníamos sobre ellos, al final nos daban pena porque eran fantasmas que se estaban congelando. No merecía tener un final así”, sostuvo Juana Heredia.
Otros vecinos no tuvieron la misma contemplación con los adictos. “No se les puede tener lástima a las personas que están todo el tiempo viendo qué pueden robar para poder drogarse”, explicó Juan Carlos Barrionuevo.
“Estamos hartos de estos chicos; a nadie le gusta tenerlos cerca de su casa”, añadió Laura Medina.
El viernes por la tarde, “El Patricio”, junto a cuatro amigos, se instaló bajo el techo del club. Fueron sorprendidos por la presidente de la entidad Valentina Cortalezzi (hija del dirigente Armando “Cacho” Cortalezzi) y junto a su pareja Marcos Díaz les pidieron que se retiraran del lugar. Como no les hicieron caso, Díaz y un número no precisado de allegados los agredieron a latigazos y a golpes. Luego de que los jóvenes huyeran, tomaron los colchones y los trapos que usaban de frazadas y les prendieron fuego en la esquina.
Los jóvenes retornaron al lugar para dormir allí. Alguien le avisó a Díaz que los indigentes habían vuelto y que se estaban acomodando. Díaz, que habría estado en su casa junto a dos personas, apareció en la sede de la entidad deportiva para volver a agredirlos. Hubo una discusión, luego una pelea y, por último, se escucharon varios disparos. Uno de ellos impactó en el cuerpo de Núñez, que falleció en el acto.
El fiscal Carlos Sale se hizo cargo de la investigación de un caso que parecía que no se resolvería fácilmente. En el barrio se percibía el miedo. Muy pocos se atrevían a hablar porque decían que en el medio había gente poderosa.
Personal de Homicidios, al mando de los comisarios Juana Estequiño, Susana Monteros, Diego Bernachi y Miguel Carabajal, encontró varios indicios analizando las cámaras de seguridad de la zona.
Al tener esa evidencia, ubicaron a tres testigos que terminaron de acomodar las fichas de una especie de rompecabezas. Aceptaron declarar con la única condición de que sean protegidos, ya que temían sufrir represalias. El fiscal les otorgó la figura de testigo de identidad reservada (el nombre se mantiene en secreto hasta que se realice un hipotético juicio oral) y los tres identificaron a Díaz como autor de los disparos mortales.
El sospechoso intentó ocultarse durante varias horas. Pero ayer terminó entregándose ante las autoridades y a continuación se realizará una audiencia en la que se definirá su situación procesal. El sospechoso es medio hermano de un tal “Facundito”, que se encuentra prófugo desde hace varios meses./La Gaceta