Este 20 de septiembre se cumplen 100 días desde que la expresidente corrupta Cristina Fernández de Kirchner comenzó a cumplir prisión domiciliaria en su departamento de la Ciudad de Buenos Aires, tras la confirmación de la Corte Suprema de Justicia de la condena en la Causa Vialidad.
La sentencia le impuso 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos, al hallarla responsable de administración fraudulenta agravada en perjuicio del Estado. Además, la Justicia ordenó la restitución solidaria de más de 540 millones de dólares junto a exfuncionarios y empresarios vinculados.
El caso Vialidad no es un hecho aislado, sino parte de una larga serie de causas penales que involucran a Cristina Kirchner, a sus ministros, secretarios, empresarios aliados y, en definitiva, a toda una estructura de poder peronista que gobernó entre 2003 y 2015, y luego volvió a hacerlo entre 2019 y 2023.
Las principales causas contra Cristina Fernández de Kirchner
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Causa Vialidad: condena firme por direccionar licitaciones de obra pública en favor de Lázaro Báez.
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Causa Cuadernos: juicio oral que comienza en noviembre de 2025, donde se investiga el cobro de coimas y sobornos sistemáticos de empresarios de la construcción.
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Dólar Futuro: procesada por administración infiel y defraudación al Estado.
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Memorándum con Irán: procesada por encubrimiento del atentado a la AMIA y atentar contra la patria y soberanía argentina, con juicio oral en curso.
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Hotesur y Los Sauces: procesada por lavado de dinero y asociación ilícita, en relación al alquiler simulado de hoteles y propiedades a empresarios contratistas del Estado.
Funcionarios y dirigentes peronistas condenados o procesados
Durante los gobiernos de Cristina Kirchner, numerosos funcionarios de primera línea resultaron investigados, procesados o condenados por corrupción:
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Julio De Vido, exministro de Planificación: múltiples causas de corrupción y condenado en la Causa Vialidad.
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José López, exsecretario de Obras Públicas: condenado por enriquecimiento ilícito tras el famoso episodio de los bolsos con dólares en un convento; también imputado en Cuadernos.
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Amado Boudou, exvicepresidente de Cristina: condenado a 5 años y 10 meses en la Causa Ciccone por cohecho y negociaciones incompatibles.
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Lázaro Báez, empresario ligado al kirchnerismo: condenado por lavado de dinero y fraude al Estado.
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Cristóbal López y Fabián de Sousa, empresarios vinculados: procesados por evasión y lavado.
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Juan Pablo Schiavi, exsecretario de Transporte: condenado por la Tragedia de Once.
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Ricardo Jaime, también exsecretario de Transporte: condenado por corrupción en contratos ferroviarios.
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Romina Picolotti, exsecretaria de Ambiente: condenada por administración fraudulenta.
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Guillermo Moreno, exsecretario de Comercio: con causas por abuso de autoridad, amenazas y condenado por falsificar los datos del INDEC.
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Ricardo Echegaray, ex titular de la AFIP: procesado en distintas causas por defraudación.
A esto se suman decenas de procesamientos en la Causa Cuadernos, que involucra a 74 imputados entre funcionarios y empresarios, todos ligados a la administración peronista de entonces.
El peronismo y sus fórmulas presidenciales bajo sospecha
El impacto político de estas causas es mayor si se observa en perspectiva: el peronismo ya lleva dos fórmulas presidenciales procesadas por corrupción en apenas una década.
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La fórmula Cristina Fernández – Amado Boudou (2011) terminó con ambos condenados por causas de corrupción: Cristina en Vialidad y Boudou en Ciccone.
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La fórmula Alberto Fernández – Cristina Fernández de Kirchner (2019) también quedó salpicada: mientras Cristina acumulaba procesamientos, Alberto enfrenta denuncias y procesos en torno al manejo de la pandemia y contrataciones irregulares durante su gestión.
Esto convierte al peronismo en un caso excepcional en la región: dos fórmulas presidenciales completas con graves acusaciones o condenas judiciales en el lapso de 15 años.
Corrupción estructural bajo el peronismo
El recorrido judicial de Cristina Fernández de Kirchner y de sus funcionarios muestra un patrón claro: la corrupción no fue un hecho aislado, sino una práctica estructural durante sus gobiernos. El direccionamiento de la obra pública, los pagos ilegales documentados en la Causa Cuadernos, el enriquecimiento ilícito de funcionarios clave, y los mecanismos de lavado de dinero a través de hoteles y propiedades, exponen un sistema organizado de desvío de recursos públicos.
Con la expresidenta en prisión domiciliaria y varios de sus excolaboradores cumpliendo condenas en cárceles federales, el peronismo enfrenta un descrédito que trasciende lo judicial: pone en cuestión la legitimidad de toda una dirigencia que gobernó en nombre de la “justicia social” mientras utilizaba al Estado como un botín.
A 100 días de la prisión domiciliaria de Cristina Kirchner, la realidad es contundente: la expresidenta no es la excepción, sino el emblema de una fuerza política, el peronismo, que acumula condenas, procesamientos y juicios orales en casi todas sus principales figuras. Desde exministros hasta vicepresidentes, pasando por empresarios amigos del poder, el legado que deja es el de un partido marcado por la corrupción como signo de época.