El consumo de carne vacuna mostró un crecimiento del 4,5% en septiembre, equivalente a 2,1 kilos más por habitante, impulsado por la recuperación económica y la estabilidad lograda por el Gobierno de Javier Milei.
El consumo de carne en Argentina experimentó un repunte en septiembre, según el último informe de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (CICCRA). El promedio móvil de 12 meses del consumo per cápita de carne bovina se ubicó en 49,5 kg anuales, un 4,5% más que el período anterior. Esto equivale a un aumento de 2,1 kilos por habitante, lo que marca una recuperación sostenida tras la crisis económica heredada del kirchnerismo.

El informe precisó que el consumo aparente de carne vacuna —es decir, la producción nacional disponible para el mercado interno— alcanzó 1,742 millones de toneladas res con hueso, un 6,2% más en la comparación interanual.
Pese a esta mejora, el consumo aún se mantiene un 7,3% por debajo de los niveles de 2023, reflejo del impacto prolongado de la inflación y la pérdida del poder adquisitivo que caracterizaron los años previos. Desde el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) atribuyeron esa caída a “las distorsiones económicas generadas por políticas inflacionarias del pasado”, aunque reconocieron que la tendencia actual muestra signos de recuperación real del ingreso.

En paralelo, los hábitos alimentarios de los argentinos también evolucionaron: la carne vacuna fue parcialmente reemplazada por carne aviar y porcina, productos que ganaron protagonismo en la mesa familiar. De hecho, Argentina se posiciona hoy como el sexto país del mundo en consumo de carne aviar, mientras que el consumo de carne porcina alcanzó un récord histórico de 18 kilos por habitante en 2024.
El nuevo panorama del consumo de carne refleja no solo una mejora en los indicadores productivos, sino también un cambio cultural y económico en la dieta argentina, que vuelve a recuperar su clásico protagonismo en la mesa nacional.
