El gobierno de Donald Trump ha impuesto sanciones a la ex presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner, prohibiendo su ingreso a Estados Unidos debido a las numerosas causas de corrupción en su contra.
La medida también afecta a su ex ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, y a sus familiares directos. El anuncio fue realizado por el secretario de Estado, Marco Rubio, quien destacó la gravedad de los delitos cometidos y la necesidad de combatir la corrupción a nivel global.
Corrupción y condenas: los motivos de la decisión estadounidense
Según el Departamento de Estado, Cristina Kirchner y De Vido abusaron de sus cargos para orquestar un sistema de sobornos vinculado a contratos de obra pública, desviando millones de dólares en perjuicio del pueblo argentino. Múltiples tribunales en Argentina han confirmado su responsabilidad en estos hechos, lo que ha generado una profunda pérdida de confianza en las instituciones del país y ha afectado la seguridad jurídica para los inversores.
En noviembre de 2024, la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena de Cristina Kirchner a seis años de prisión y su inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos por administración fraudulenta en el caso de la obra pública concedida al empresario Lázaro Báez en Santa Cruz. Por su parte, Julio De Vido fue condenado a cinco años y ocho meses de prisión por su responsabilidad en la tragedia de Once, donde murieron 51 personas. Además, sigue procesado por el fraude de $265 millones en la mina de carbón de Río Turbio y por su presunta participación en el escándalo de los Cuadernos de la Corrupción.
Un mensaje contra la impunidad
El Departamento de Estado fundamentó estas sanciones en la Sección 7031(c) de la Ley de Asignaciones para Operaciones Extranjeras y Programas Relacionados de 2024, la cual establece que funcionarios extranjeros involucrados en actos de corrupción significativa pueden ser sancionados junto con sus familiares directos. En este caso, la medida afecta también a Máximo Kirchner y Florencia Kirchner, hijos de la ex presidenta, así como a Alessandra Minnicelli, esposa de Julio De Vido.
El secretario de Estado, Marco Rubio, subrayó que esta decisión busca exponer a los actores corruptos ante la opinión pública, respaldar acciones legales en sus países de origen y reforzar la lucha global contra la corrupción. “Estados Unidos seguirá promoviendo la rendición de cuentas de quienes abusan del poder público para beneficio propio”, afirmó Rubio en un comunicado oficial.
Repercusiones en Argentina
El presidente Javier Milei no tardó en reaccionar y compartió la noticia en sus redes sociales con un irónico “Che, Cristina”, haciendo referencia a la frase que suele utilizar la ex mandataria para criticar al actual gobierno. Esta prohibición representa un nuevo golpe para la imagen de Kirchner, quien ha intentado presentarse como una perseguida política a pesar de las contundentes pruebas en su contra.
La decisión de Estados Unidos marca un precedente en la región, ya que Cristina Kirchner se suma a la lista de ex presidentes sancionados por corrupción, como Horacio Cartes (Paraguay), Ricardo Martinelli (Panamá) y Rafael Correa (Ecuador). Esto refuerza la idea de que el kirchnerismo, lejos de representar una alternativa política válida, es un símbolo de corrupción y decadencia institucional.
La prohibición de ingreso a Estados Unidos para Cristina Kirchner y su entorno no solo es una sanción diplomática, sino también una señal inequívoca de que el mundo no tolera la impunidad. La ex mandataria, que siempre buscó victimizarse, ahora enfrenta el peso de sus propios actos en la escena internacional. Con la corrupción ya expuesta y las puertas cerradas en el exterior, su legado se desmorona junto con su credibilidad política.