En noviembre de 2024, el consumo en autoservicios en Argentina experimentó un cambio significativo al registrar su primer recuperación del año, con un incremento del 1,5%. Este crecimiento rompe con la tendencia de estancamiento que había caracterizado a los meses anteriores, donde las caídas interanuales alcanzaron hasta un 22,5% en septiembre.
Aunque la variación interanual sigue siendo negativa, se comienza a observar una recuperación en las ventas, especialmente en los supermercados de barrio y “chinos”, lo que sugiere un ajuste en los patrones de consumo de las familias argentinas, priorizando la compra de bienes esenciales.
El informe de la consultora Scentia señala que este crecimiento en el consumo coincide con una desaceleración en la inflación, un factor clave que ha permitido a los consumidores adquirir más productos con el mismo ingreso nominal. En marzo, los precios en los autoservicios alcanzaron un pico del 345,5% en términos interanuales, pero desde entonces se han moderado, cerrando noviembre con un crecimiento del 312,5%. Esta desaceleración en el ritmo de aumento de precios ha sido crucial para la recuperación del poder adquisitivo de los argentinos.
Fuente: Tendencia de Noticias
Fuente: Universidad Francisco Marroquin
Es importante destacar que, a pesar de que noviembre tiene un día menos que octubre, el incremento del 1,5% en términos desestacionalizados es aún más notable. Esto indica que, a pesar de las dificultades económicas, las familias argentinas han ajustado sus patrones de consumo, priorizando productos esenciales en un contexto de recuperación parcial de su capacidad de compra. La merma en la caída del consumo también se ha visto reflejada en las diferencias regionales, donde la Ciudad y el Gran Buenos Aires han experimentado una caída del 20,9% en el año, en comparación con un 19,4% en el interior del país.
El informe también revela diferencias significativas entre las categorías de consumo. Las bebidas alcohólicas y los consumos impulsivos fueron los más afectados, con caídas del 19,2% y 18,6%, respectivamente. En contraste, los alimentos y perecederos mantuvieron descensos más moderados, con contracciones del 9,1% y 8,7%. Esto refleja una priorización de productos esenciales en las decisiones de compra de los consumidores, lo que es un indicativo de la adaptación a las circunstancias económicas actuales.
Un aspecto relevante a considerar es el contexto económico más amplio en el que se desarrolla esta recuperación del consumo. Desde la llegada al poder del gobierno de Javier Milei, se han implementado políticas que buscan estabilizar la economía y fomentar el crecimiento. La reducción de la brecha entre el dólar oficial y el paralelo ha contribuido a una mayor estabilidad económica, lo que podría facilitar un entorno más predecible para los consumidores y empresarios. Esto es crucial en un país donde la inflación y la devaluación de la moneda han sido problemas persistentes.
Además, el aumento de la capacidad instalada en las fábricas es un indicador positivo que sugiere que la producción está comenzando a recuperarse. Este aumento en la capacidad productiva puede ayudar a satisfacer la demanda interna y a generar empleo, lo que a su vez podría contribuir a un mayor crecimiento del consumo. La mejora en los salarios reales, que han comenzado a superar la inflación desde abril, también es un factor que refuerza la capacidad de compra de los trabajadores, lo que es esencial para la recuperación económica.
El informe de Scentia también destaca que la base de comparación interanual será más baja en diciembre, debido a la desaceleración del consumo en el mismo mes de 2023. Esto podría consolidar la tendencia de recuperación en las cifras interanuales. Si la inflación continúa moderándose, como sugieren las proyecciones económicas, el consumo podría registrar variaciones positivas en los primeros meses de 2025.
Sin embargo, el sector aún enfrenta desafíos estructurales, como la alta carga inflacionaria acumulada y la necesidad de adaptarse a los cambios en las preferencias de los consumidores. A pesar de estos retos, el gobierno de Javier Milei tiene la oportunidad de capitalizar esta recuperación en el consumo y la mejora en los indicadores económicos, promoviendo políticas que fortalezcan aún más la capacidad de compra de los ciudadanos y la estabilidad económica del país.
En conclusión, la recuperación del consumo en Argentina, aunque aún frágil, es un signo alentador en medio de un contexto económico complejo. Con políticas adecuadas y un enfoque en la estabilidad, el país podría estar en camino hacia una recuperación más sólida y sostenible en el futuro cercano.