La querella pidió que se condene al exgobernador de Tucumán José Alperovich a 22 años de prisión, por el delito de abuso sexual en perjuicio de su sobrina segunda y exsecretaria. En la audiencia de este lunes se presentarán también los alegatos de la fiscalía. El miércoles será el turno de la defensa del acusado.
Alperovich presenció la audiencia de alegatos y lloró al escuchar la lectura de los hechos por los que se lo acusa. En su mano izquierda, sostenía una medalla con inscripciones en hebreo que aprisionó en reiteradas ocasiones. Sus hijos lo acompañaron. Su defensa alegará el miércoles y pedirá su absolución. Ese mismo día, o el jueves, se conocería la sentencia.
El exgobernador de Tucumán (encadenó tres mandatos consecutivos, entre 2003 y 2015) y exsenador nacional está acusado de tres hechos de abuso sexual (dos, en grado de tentativa) y otros seis hechos de violencia sexual agravada por haber sido con acceso carnal. Los hechos sucedieron tanto en Tucumán como en la ciudad de Buenos Aires.
El Tribunal Oral en lo Criminal y Correccional Nº29 lleva adelante el juicio, con el juez Juan Ramos Padilla al frente de manera unipersonal. El fiscal del caso, Sandro Abraldes, tiene a cargo interinamente la Fiscalía General ante los Tribunales Orales en lo Criminal y Correccional N°27. Los representantes de la querella son Pablo Rovatti y Carolina Cymerman.
“-En el primero de los hechos- el imputado le metió su mano por la espalda por el corpiño, la besaba, la babeaba, chocando sus dientes contra los de ella. Fue todo una sorpresa. F.L. retraía su cuerpo diciendo que no quería, hasta que pudo salirse. Le dijo que ella lo energizaba y volvió a besarla. Le hizo sentir su erección. F.L. no pudo reaccionar, estaba paralizada, pero le dijo que no quería. Para ella eso fue espeluznante. La situación no fue ni siquiera de conquista sino de avance”, precisó la querellante.
En efecto, Cymerman y su colega Pablo Rovatti consideraron comprobados los tres hechos de abuso sexual -dos de ellos en tentativa- y seis de violencia sexual agravada por acceso carnal consignados en el auto de elevación a juicio. Para los acusadores particulares, el político cometió los delitos entre el 14 de diciembre de 2017 y el 26 de marzo de 2018 en San Miguel de Tucumán y Yerba Buena -Tucumán-, y en un departamento del imputado en el barrio porteño de Puerto Madero.
“El testimonio de la víctima -afirmó Cymerman- constituye una prueba fundamental en casos de violencia sexual. Su testimonio es la primera prueba de que dice la verdad, de que ha sufrido muchísimo a raíz de las violaciones que ha cometido el acusado. Luego de su denuncia -a fines de 2017- hubo una brutal campaña de deslegitimación de su palabra, y, sin embargo, ella siguió adelante”. Luego añadió: “Su testimonio fue contundente, aportó precisiones y detalles escabrosos. La idea de un relato fabricado, como intentó instalar el acusado, es ridícula”.
La querellante describió minuciosamente todos los cargos de la elevación a juicio que tuvo por cierto. En base a la declaración judicial de la denunciante del pasado 5 de febrero, Cymerman sostuvo: “En el mes de febrero de 2018 -en el marco de las salidas proselitistas diarias- iniciaron los tocamientos en el vehículo particular de Alperovich. Son escenas sucesivas que dejaron a F.L. una impronta traumática por la situación de indefensión: en un auto en movimiento no hay adonde ir. Las visitas se organizaban muchas veces en autos particulares… Muchas veces los dos volvían solos. Él decidía cuándo se volvía con gente y cuando solo con ella. Estos tocamientos en los traslados dentro del vehículo particular de Alperovich eran habituales”.
A su vez, para la abogada, en uno de los tres hechos descritos de ese mes “Alperovich le metió la mano por adentro de la ropa y dentro del corpiño. Intentó tocarle la vagina. Para evitar esos tocamientos, ella solía intentar bloquear el acceso poniéndose cosas, como por ejemplo su cartera entre las piernas. Pero no servía de nada, porque Alperovich, aun estando al volante, y con su mano libre, le tocaba los pechos. F.L se negaba y Alperovich se enojaba. (…) En otro de los hechos, de regreso de una visita a Simoca, volvieron solos en el vehículo pero con un chofer manejando. Ahí le metió la mano adentro del pantalón, dentro de la bombacha, le introdujo los dedos dentro de la vagina y viajó así parte del viaje”.
Al momento de relatar los distintos episodios de acceso carnal, la querella citó el testimonio de la denunciante, ofrecido al iniciar el debate oral. “Él avanzó sobre mí en el sillón -de la casa del imputado, en la capital tucumana-, se bajó los pantalones, me hizo que lo tocara, me dijo ‘mirá cómo estoy; mirá cómo me ponés’. (…) Nos dirigimos al cuarto. Del living me llevó al cuarto, me practicó sexo oral, me puso de costado y me penetró. Siempre sus abusos fueron de esa forma, de espaldas yo, nunca me tenía de frente, ni me miraba, con su mano en mi espalda. Yo no era un sujeto activo, no hacía nada, ni me movía. Estaba totalmente vencida”, leyó la abogada ante la atenta mirada del imputado, acompañado de su defensor Augusto Garrido.
“El lunes 12 de marzo de 2018 la volvió a violar”, señaló Cymerman, y precisó: “Otra vez estaban solos en la casa. En esa situación de sillón, por la tarde, el imputado empezó a tocar el cuerpo de F.L., la besó, la obligó a tocar su pene para que ella se diera cuenta de que lo tenía erecto. La obligó a ingresar a su habitación, forzó a que le hiciera sexo oral, la arrojó en la cama, le esparció aceite de bebé en el cuerpo y la penetró. (…) Alperovich después se comportaba como si nada hubiese pasado”.
Tras el relato de los hechos, la abogada querellante describió el poder que tenía Alperovich y denunció intentos por acallar a la denunciante. “Muchas veces se le acercaron personas del entorno de Alperovich para ofrecerle dinero”, aseveró. “Ella rechazó todos los ofrecimientos. Querían que la denuncia no tomara estado púbico, esto revela que los hechos denunciados no son sorpresa para Alperovich”, reforzó.
Rovatti, el otro abogado que representa a la querella, descartó que la denuncia contra Alperovich haya sido parte de un “complot” por intereses políticos, como esgrimió el exgobernador. “¿Qué sentido tenía hacer un complot político cuando Alperovich ya había perdido las elecciones de manera aplastaste contra [Juan] Manzur? Nunca hubo una especulación política en el marco de esta denuncia”.
La querella reclamó también que tres testigos sean detenidos. Son David Cayatta (excustodio de Alperovich, que fue detenido y liberado en abril, al declarar como testigo en el juicio, por brindar respuestas elusivas), Víctor Decataldo (empresario) y Manuel Frías (mozo).
“Nuestra conclusión es que Alperovich es culpable de todos los delitos: abuso con acceso carnal y abusos gravemente ultrajantes”, dijo Rovatti cerca del cierre de la exposición de la querella.