La escarapela argentina fue creada en 1812 a solicitud de Manuel Belgrano durante el Primer Triunvirato, como un distintivo para las Provincias Unidas del Río de la Plata. Su objetivo era unificar los colores del ejército, distinguirse de los enemigos y fomentar la unidad nacional.
La conmemoración del Día de la Escarapela fue impulsada por el Consejo Nacional de Educación el 13 de mayo de 1934, a partir de una iniciativa de la profesora Carmen Cabrera, directora de la entonces Esc. N.º 4 del C. E. 9º, junto con los profesores Benito A. Favre y Antonio Ardissono, director y vicedirector de la Esc. N.º 11 del mismo distrito, respectivamente.
El Consejo Nacional de Educación autorizó la celebración de la fiesta, aunque estableció el 18 de mayo en lugar del 20, sin especificar las razones. El 4 de abril de 1941, se instituyó oficialmente el 18 de mayo como el Día de la Escarapela, y en 1951, esta fecha fue incluida en el calendario escolar.
Según documentación histórica, el General Belgrano solicitó al Triunvirato el 13 de febrero de 1812 que se dictaminara el uso de una escarapela nacional. El objetivo era uniformar al Ejército Revolucionario y distinguirlo de los enemigos.
Como respuesta, el 18 de febrero del mismo año, se decretó el reconocimiento y uso de la escarapela con los colores blanco y celeste como insignia patria, “quedando abolida la roja con que antiguamente se distinguían”. Según investigaciones del Instituto Nacional Belgraniano, las evidencias indican que su primer formato tenía el centro celeste y la corona blanca.