El mundo del fútbol despide con profundo dolor a Miguel Ángel Russo, quien falleció a los 69 años en su casa, donde se encontraba bajo internación domiciliaria. El histórico entrenador de Boca Juniors había sufrido en las últimas semanas una recaída en su estado de salud, lo que derivó en varias internaciones y en un pronóstico reservado comunicado por el club el lunes 6 de octubre.
Russo había estado presente por última vez en el banco xeneize el 21 de septiembre, durante el empate 2-2 frente a Central Córdoba. Luego de ese encuentro fue hospitalizado y, aunque recibió el alta de manera transitoria, no volvió a dirigir entrenamientos debido al agravamiento de su cuadro clínico.
Su diagnóstico de cáncer de vejiga y un tumor en la próstata, detectados en 2017 mientras dirigía a Millonarios de Colombia, marcaron el inicio de un largo proceso médico que enfrentó con entereza y determinación. A pesar de los tratamientos y las complicaciones, continuó su carrera profesional y conquistó títulos con el club colombiano, mostrando siempre una actitud de lucha y compromiso con el fútbol, su gran pasión.
A lo largo de su carrera, Miguel Ángel Russo conquistó títulos en todas las etapas y países donde dirigió, dejando una huella imborrable. Su logro más recordado llegó en 2007, cuando llevó a Boca Juniors a ganar la Copa Libertadores, en una campaña histórica que consagró al club con Juan Román Riquelme como figura y lo consolidó como uno de los entrenadores más respetados del continente.
Además, Russo fue campeón de Argentina en dos oportunidades (con Vélez Sarsfield en 2004/05 y con Boca en 2019/20), bicampeón de la Copa de la Liga Profesional (con Boca en 2020 y Rosario Central en 2023) y obtuvo tres ascensos en la Primera Nacional, con Lanús, Estudiantes y Rosario Central. En el plano internacional, también fue campeón en Colombia con Millonarios, logrando el torneo local 2017 y la Supercopa 2018. Cada conquista reflejó su sello: trabajo, templanza y una pasión inquebrantable por el fútbol.
Russo regresó a Boca en un momento crítico, cuando pocos se animaban a asumir el desafío, después del despido de Fernando Gago como entrenador. El club atravesaba una etapa de transición y fuertes presiones deportivas pese a ganar varios partidos, la exigencia parecía ser más alta que nunca, pero él aceptó sin dudarlo. Con su habitual serenidad y liderazgo, devolvió la calma al vestuario y reconstruyó un equipo que volvió a competir en los primeros planos, reafirmando su compromiso y amor por los colores xeneizes.
En su última etapa, tras su regreso a Boca Juniors a mediados de este año, dirigió al equipo en el Mundial de Clubes, donde los xeneizes tuvieron destacadas actuaciones ante Benfica y Bayern Múnich. Sin embargo, su salud volvió a deteriorarse en las semanas siguientes.
Su ayudante, Claudio Úbeda, estuvo al frente del equipo en los últimos partidos, y le dedicó la goleada ante Newell’s en la Bombonera: “Queremos dedicarle el triunfo a Miguel, que seguramente nos estuvo mirando por televisión. Está al tanto de todo lo que hacemos y lo queremos mucho”.
Nacido en Lanús en 1956, Miguel Ángel Russo fue una de las figuras más respetadas del fútbol argentino y sudamericano. Como jugador, vistió la camiseta de Estudiantes de La Plata, donde disputó 420 partidos y ganó dos títulos. Como entrenador, dirigió más de mil encuentros y conquistó 12 campeonatos en distintos países, dejando huella en clubes como Vélez, Rosario Central, Millonarios y, por supuesto, Boca Juniors, con quien logró la Copa Libertadores 2007.
Su legado trasciende los resultados: fue símbolo de trabajo, humildad y profesionalismo. Miguel Ángel Russo quedará para siempre en la historia grande del fútbol argentino.