El aumento de casos encendió las alarmas sanitarias y expuso una deuda pendiente: la ausencia de estadísticas claras sobre una causa que, según especialistas, podría prevenirse en gran parte.
Córdoba atraviesa días de preocupación tras la confirmación de seis muertes súbitas infantiles en apenas dos semanas, una cifra que, sin registros oficiales, reaviva el debate sobre la prevención, la investigación y la necesidad de políticas públicas frente a un fenómeno tan doloroso como silencioso.
El tema fue abordado recientemente en el programa La Argentina Posible, donde sus conductores —Fernando, Naldo, Chema y “el Doc”— destacaron la gravedad del problema: “No sólo inquieta la cantidad de casos, sino la falta de datos concretos que permitan dimensionar su verdadera incidencia”, remarcaron desde los estudios en Córdoba.
Una causa sin rostro ni estadísticas
Argentina carece de estadísticas oficiales sobre muerte súbita. Sin embargo, fuentes médicas estiman que podrían producirse alrededor de 40.000 casos anuales, de los cuales el 70% ocurre en bebés menores de un año. En ese grupo, la mayoría podría prevenirse con medidas simples: evitar el humo del tabaco, no sobreabrigar al bebé, fomentar la lactancia y evitar compartir la cama con adultos.
La incidencia estimada es de dos casos cada mil nacimientos y uno cada 100.000 niños o adolescentes. Con más de 10,6 millones de menores de 14 años, según el Censo 2022, el impacto poblacional del síndrome es innegable.
Qué es la muerte súbita y cómo prevenirla
Se define como el fallecimiento inesperado de una persona aparentemente sana, sin señales previas ni causas inmediatas identificables. En bebés, suele estar asociada a factores ambientales y de sueño. En niños mayores y adolescentes, a trastornos cardíacos o arritmias severas, especialmente de orgien congenito, que pueden desencadenar un paro cardíaco.
Por eso, los especialistas insisten en la capacitación en reanimación cardiopulmonar (RCP) y el acceso a desfibriladores automáticos en escuelas, clubes y espacios públicos. Aplicar RCP o desfibrilación dentro de los primeros cinco minutos puede elevar las tasas de supervivencia al 70% o más.
Entre el dolor y la falta de respuestas
El médico Enrique Bellocq, en su columna Pérdidas inexplicables (La Voz del Interior), reflexiona sobre el impacto emocional que dejan estos casos: “Nada avisa, nada ayuda. No hay culpa en los familiares; es el azar mostrando su peor versión”.
Bellocq también advierte que los controles médicos y el Certificado Único de Salud (CUS) no deben ser un mero trámite administrativo, sino una instancia clave para detectar riesgos ocultos.
Un desafío para la salud pública
La muerte súbita infantil sigue siendo una asignatura pendiente en la agenda sanitaria argentina. Sin registros confiables, resulta difícil elaborar estrategias de prevención efectivas. Los especialistas coinciden en que visibilizar el problema, capacitar a la comunidad y unificar los datos epidemiológicos son pasos esenciales para reducir su impacto.
Mientras tanto, Córdoba —y el país entero— vuelve a conmoverse con cada caso. Detrás de cada número hay un niño, una familia y una sociedad que se pregunta, una vez más, cómo evitar que la historia se repita.