La Argentina avanza en una negociación con Estados Unidos para concretar un swap de monedas por US$20.000 millones, según confirmó el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent.
El objetivo es reforzar las reservas internacionales del Banco Central (BCRA) y enviar una señal de estabilidad a los mercados en un contexto de tensión financiera y volatilidad cambiaria.
¿Qué es un swap de monedas?
Un swap es un acuerdo entre dos países para intercambiar divisas. En la práctica, cada banco central entrega su moneda y recibe la del otro.
En este caso, el BCRA recibiría dólares del Tesoro estadounidense y entregaría pesos argentinos. El dinero no se utiliza automáticamente: queda disponible como un “seguro”. Si la Argentina necesita esos fondos, puede activar un tramo del swap y, al finalizar el plazo, debe devolver el monto recibido más los intereses pactados.
Este mecanismo tiene tres funciones principales:
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Fortalecer reservas internacionales: al sumar respaldo contable en dólares.
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Respaldar la estabilidad cambiaria: sirve como red de seguridad frente a crisis de confianza.
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Facilitar comercio bilateral: los países pueden operar con mayor fluidez en sus monedas locales.
Un ejemplo sencillo: es como si un comerciante pactara con su vecino intercambiar productos de manera temporal. Si necesita harina, se la pide hoy y la devuelve más adelante, junto con una compensación mínima. No es lo mismo que pedir dinero prestado para gastarlo libremente.
Diferencias con un préstamo tradicional
A diferencia de un crédito internacional (como los que otorga el FMI o los bancos privados), el swap no genera deuda en el sentido estricto:
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No hay desembolso de libre disponibilidad. Los dólares no ingresan automáticamente al mercado interno para financiar gasto público.
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No exige condiciones macroeconómicas. No se imponen reformas ni compromisos políticos adicionales.
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Se utiliza como respaldo financiero. No se destina a pagar sueldos estatales, programas sociales ni deudas previas.
En un préstamo tradicional, un país recibe dólares líquidos, los usa en distintos fines y se compromete a devolverlos con intereses. El swap, en cambio, solo se activa si es necesario, lo que lo convierte en una herramienta de estabilidad, no en una fuente de endeudamiento.
Experiencia previa con China
La Argentina ya mantiene un swap de monedas con China desde 2009, renovado en varias oportunidades. Ese acuerdo le permite contabilizar yuanes como parte de sus reservas internacionales y seguirá vigente hasta 2026.
El Gobierno de Javier Milei busca ahora replicar ese modelo con Estados Unidos, lo que representaría un salto cualitativo por tratarse de la principal potencia financiera mundial y del dólar, la moneda de referencia global.
Impacto esperado en la economía argentina
El swap con EE.UU. no implica que ingresen dólares líquidos de libre uso, sino que fortalece el respaldo financiero del país. Su valor radica en la señal que transmite a los mercados:
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Puede reducir la presión sobre el dólar paralelo, al mostrar más reservas disponibles.
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Contribuye a mejorar la cotización de bonos y acciones argentinas.
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Podría bajar el riesgo país, al reforzar la percepción de solvencia.
En este sentido, el acuerdo encaja con la política económica de Milei, orientada a recuperar la confianza en el peso, estabilizar la macroeconomía y atraer inversiones sin recurrir a más deuda externa.