De la desaparición de Brenda, Morena y Lara al ensañamiento narco, el triple crimen reveló una trama de violencia extrema y una investigación con nueve detenidos.
Un viernes de septiembre, tres jóvenes de La Matanza salieron de sus casas rumbo a una supuesta fiesta en La Tablada. Nunca regresaron. Cinco días después, sus cuerpos aparecieron enterrados en una vivienda de Florencio Varela. La brutalidad del triple crimen, la participación de una red narco y la detención del presunto autor intelectual en Perú transformaron el caso en uno de los más impactantes de los últimos años.
La desaparición
El 19 de septiembre por la noche, Lara Gutiérrez (15), Brenda del Castillo y su prima Morena Verdi (20) subieron a una Chevrolet Tracker blanca en la esquina de Crovara y Lino Lagos. Todo era una trampa. Horas más tarde, las familias denunciaron su desaparición y comenzó una intensa búsqueda.
Las pistas llevaron a Florencio Varela: allí apareció la camioneta incendiada y, el 24 de septiembre, los cuerpos de las tres jóvenes enterrados en un pozo tapado con mantas, piedras y cemento.
Una violencia inusual
Las autopsias revelaron un nivel de ensañamiento pocas veces visto: fracturas de cráneo, puñaladas, lesiones post mortem, intentos de incineración y signos de tortura. Los investigadores sospechan que parte del ataque fue transmitido en vivo para un grupo cerrado, lo que refuerza la hipótesis de un ajuste de cuentas narco con intención aleccionadora.
La primera ola de detenidos
El hallazgo en la casa de Villa Vatteone derivó en las primeras detenciones: Magalí González Guerrero (28), Miguel Ángel Villanueva Silva (27), Andrés Parra (18) e Iara Ibarra (19). Según la fiscalía, intentaban limpiar la vivienda y borrar rastros de sangre con lavandina.
A ellos se sumaron Ariel Giménez, que reconoció haber cobrado dinero para cavar el pozo, y luego Víctor Sotacuro Lázaro y su sobrina Florencia Ibáñez, acusados de colaborar en la logística del traslado. Más tarde, cayó Matías Agustín Ozorio, mano derecha de “Pequeño J”.
La caída de “Pequeño J”
El supuesto autor intelectual del triple crimen fue identificado como Tony Janzen Valverde Victoriano, alias “Pequeño J”, un joven peruano de 20 años señalado como líder narco. Tras una fuga que lo llevó de Argentina a Bolivia y luego a Perú, fue detenido dentro de un camión de pescados en la Carretera Panamericana Sur.
La captura, realizada por la Policía peruana con apoyo de Interpol y la Justicia argentina, reveló que mantenía activo su celular durante la huida, lo que facilitó su localización. Hoy está a disposición de la Justicia bonaerense.
Hipótesis y disputas
Mientras la fiscalía sostiene que las jóvenes fueron asesinadas en el marco de una operación narco, algunas defensas plantearon que el crimen fue una represalia por un supuesto robo de droga. Sin embargo, esa versión no está probada.
Reclamo de Justicia
El triple crimen generó un fuerte impacto social. Vecinos, familiares y organizaciones feministas marcharon en Florencio Varela y en distintos puntos del país para exigir “Justicia para Lara, Brenda y Morena”. Aunque persisten las diferencias sobre el móvil —femicidio o ajuste narco—, el pedido de condena a los responsables unificó a la sociedad en un reclamo que no cesa.